Este jueves 12 de octubre se celebra el Día Mundial de la Visión con la finalidad de poner la atención en la ceguera, la discapacidad visual y la rehabilitación de los discapacitados visuales.
Términos como discapacidad visual, ojo “vago”, ceguera,… son de uso muy habitual, aunque su definición oficial no siempre coincide con lo que normalmente se entiende en la calle. Sin entrar en excesivos tecnicismos, ni fórmulas matemáticas, vamos a intentar aclarar algunos conceptos.
Teniendo en cuenta que más del 80% de la información que necesitamos para nuestro día a día entra por los ojos, cualquier problema visual va a ser “discapacitante”, pero hay que distinguir entre las dificultades visuales que mejoran con gafas, lentillas, terapia visual,etc. (campo del Óptico-Optometrista); o con tratamientos médicos y quirúrgicos (campo del Oftalmólogo); y las dificultades visuales que no mejoran con ayudas ópticas o médicas.
En estos casos usamos el término deficiencia visual, que puede ser:
- + moderada: se ve entre un 30% y un 10% de la Agudeza Visual (AV) normal
- + severa: con una AV entre el 10% y el 5%
- + ceguera: cuando se ve menos del 5%.(recordemos que estos datos son con la mejor corrección visual posible en gafas o lentillas)
Para evaluar la deficiencia visual no solo consideramos la AV, también es importante saber el Campo Visual.
En un ojo normal el campo visual es de 160º en horizontal y de 130º en vertical. Si el campo es inferior a 30º será un ojo con Deficiencia Visual y si el campo es inferior a 10º hablamos de ceguera.
Cuando la ceguera no es absoluta, o sea se percibe luz, a esa cantidad de visión se le llama Resto Visual. El campo de la Optometría que se dedica a aprovechar ese resto visual facilitando la vida cotidiana de los deficientes visuales se les llama baja visión.
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